BIC® empezó con una visión y un bolígrafo. El objetivo era crear un producto que resolviera una necesidad fundamental del consumidor: una herramienta de escritura suave y fácil.
Pero lo que resultó fue mucho más: BIC® democratizó el arte de escribir y le dio a cada uno el poder de la expresión creativa.
Marcel Bitch que ya se dedicaba a la fabricación de útiles de escritura, se enteró de que Laszlo Biro el inventor del bolígrafo de bola, estaba interesado en vender la patente de su invento para ser comercializado en Europa y en Estados Unidos.
Su producto había revolucionado el mercado ya que a diferencia de las estilográficas clásicas contaba con una bola de acero que en contacto con el papel dosificaba la tinta y facilitaba la escritura. Pero su invento no era perfecto y necesitaba de algunas modificaciones.
La estructura metálica del boli era susceptible a fugas, y el depósito de tinta se atascaba con bastante frecuencia.
Marcel se dio cuenta de la gran oportunidad que tenía delante y decidió comprar los derechos de comercialización europeos.
Entusiasmado con conquistar el mercado de la escritura, cogió el invento de Laszlo y le aplicó una serie de mejoras muy interesantes.
Diseñó un tubo con aristas parecido a la forma de los lápices, para que fuera más difícil que rodara por la mesa.
Además, ese tubo era de plástico transparente lo que facilitaba a los consumidores saber cuánta tinta les quedaba.
El diseño de aquel bolígrafo era simple y a la vez brillante.
Pero todavía quedaba una cosa, el precio. Costaba 2 libras de 1950, es decir unos 72€ de hoy en día.
Marcel, gracias a un gran conocimiento de la economía de escala, consiguió abaratar los costes de producción comprando la materia prima para la fabricación de sus productos en grandes cantidades consiguiendo bajar el precio a 0,5 francos de 1950 poco menos de 2 euros de hoy en día.
Como resultado, el BIC® cristal, era asequible para cualquier persona, lo que lo convirtió en un éxito instantáneo y así en 1950 estableció la compañía BIC®.
En un principio iba a llamarse Bich, pero pronto se dió cuenta de que las personas angloparlantes lo pronunciaban mal y decidió acortarlo eliminando la H final.
Al cabo de 4 años Marcel, ya estaba vendiendo 40 millones de bolígrafos anuales. En 1954 solo 4 años después de fundar la empresa, había conquistado toda la zona este de europa y dos años más tarde sus bolígrafos ya habían llegado a sudamérica y África.
En tan solo 6 años habían alcanzado casi todos los continentes del mundo y todo gracias a que marcel supo optimizar su producto al máximo y crear algo con una calidad impecable a un precio asequible.
El distintivo de la marca, se lo encargaron al artista frances Raymond Savignac.
Le pidieron que creara una imagen divertida siguiendo un estilo sencillo y elegante que encajaba a la perfección con los productos de la empresa.
Así en 1961 nace el BIC® boy que todavía hoy sigue siendo la imagen principal de la marca.